lunes, 29 de febrero de 2016

Arnulfo Flores Retana


De espíritu elegante y vida ruinosa, Arnulfo Flores Retana, hacía todos los días un gran esfuerzo para que las cobijas, sábanas y cobertores no lo dejaran ligado  a ese mundo horizontal que tanto gustaba. Dispuesto a arremeter con entusiasmo la fatalidad de estar erguido, Arnulfo, sintió como le tronaba el esqueleto al desdoblarse y con ese estoicismo que lo herró desde que se enteró de semejante escapatoria vital, se levantó como se escribe la letra o: expandiendo el trazo.
Su certeza, siempre puntiaguda, ensayó la metodología cotidiana. Lavase los dientes, se enfunda el traje negro de rayas finísimas, bebe su café con leche y una concha de chocolate que siempre, la noche anterior compraba en la Flor de Liébano, ultima panadería a la altura del arte. 
Así, a cincel, martillo y escofina aguantó, como se dice, vara. Nunca pudo, y se esforzó hasta agobiarse, dar un poco de rojo a ese negro sol de la melancolía. 

domingo, 28 de febrero de 2016

Cactando


La tarde se cacta esbelta y transparente. Se afina el oído de la cáscara ronca de la tarde.
La luz, al fin sustancia, perfila, ¡ay!, el reposo. 

viernes, 26 de febrero de 2016

Augusto


Su refugio fue la deslavada imagen que le dejó su masculina manera de ponerse el sombrero. Sus ojos diminutos se te fijaban hasta que sentías que te perforaban las niñas de los ojos. Su voz era también un picotazo. Arrastraba las erres y aspiraba las eses. Era temible y sin embargo, era tan bonachona su figura con esa barriga digna de una buena mesa y esas mejillas de las que nunca bajaron lagrimas y esas manos finas, casi dulces que cuando te las ponía en los hombros, olvidabas las mordeduras de las erres y sentías como volvían las niñas de tus ojos a jugar con la mirada. Sabias que era sabio porque al azufre natural del día día, lo acomodaba como si fueran flores en florero de cristal. Mama lo quería mucho, le decía:

- Quién te viera ahora, Augusto, tú que echaste bala.

- Ya ves Chonita, estoy herido pero hallé consuelo. 

Quise acercarme y él no me dejó. Quise que me enseñara, que fuera mi tutor. Su negativa me dolió, no entendía el rechazo, el porqué esa obstinación en decirme que su mirada tenía un vicio. 

- Yo no miro, apunto, me sentenciaba arrastrando la erre.

No sabemos adonde se ha metido, sólo tenemos este grabado en sepia que le hicieron el año pasado. Mamá dice que alguien le extravió la mirada para siempre.

miércoles, 24 de febrero de 2016

Instante colegiado



Hay lugares que se quedan fijos en nuestro ánimo aunque sabemos que el colegio no es un lugar único. Al inicio del día, ascendemos como rama niña y en nuestra frente hay un espejo subterráneo que nos dice que tal vez, encontremos lo que queremos ser cuando seamos grandes o pequeños según acumulemos polvo en los zapatos. Se abre un espacio que dura hasta que se nos hace noche. No podemos negar que existe un resplandor que nos cubre y esa sustancia de luz es el rito que nos mantiene solidarios cuando encontramos las escaleras de cualquier colegio. Aprender es la única asignatura pendiente. Repasar, es la otra.

Fotografía: Escadas do Colégio, Porto, Portugal.

martes, 23 de febrero de 2016

Fulgencio "El futurista"


Para estar en el presente su pensamiento era futurista, es decir, lo que venía era más importante que la necedad del hoy. La verdad, él se aclimató al puede ser de manera tan natural, que no había manera de saber dónde había nacido, ni la fecha, ni el día, ni el año. Siempre pensando en frases de campaña como: “el futuro será de la élite, nunca más la opresión a la sociedad de masas”. Con esa fuerza de voluntad, los tragos amargos que tenía que beber cuando se referían a su persona eran proverbiales. Nombre si tenía: Fulgencio Saldívar. Rara Avis entre tanto título de doctor y maestro, Fulgencio pertenecía, por contradictorio que parezca, a la viva memoria del autodidacta. No gustaba de la unanimidad, por tanto, era disidente acucioso. Ponente aficionado, se dedicó al ensayo, sus libros fueron publicados gracias de una beca entusiasta de sus seguidores, porque Fulgencio, apasionaba a los auditorios. Al cabo del tiempo, al fin futuro, el neoliberalismo, unificó el vocabulario y por tanto el discurso. Entristecido, Fulgencio Saldívar, se negó a ser una franquicia.
Se le mira ahora como si fuera el patriarca de un bienestar que nunca llega, porque al fin de cuentas, ser futurista es cristalizar la buena retórica. Como en el poema del Brindis del Bohemio, busca “robarle inspiración a la tristeza” por eso Fulgencio Saldívar sigue prosando en la esquina de Dr. Balmis y Dr. Barragán, muy cerca del mercado Hidalgo.

domingo, 21 de febrero de 2016

En dirección prohibida


Lo que le puedo decir con certeza es que el problema no es bajar, es subir, difícilmente consigo. Mis esperanzas están puestas en un sólo plano. Ni con un látigo puede hacerme subir. No se da cuenta que tengo insuficiencia corporal. No me arrepiento, aquí a ras de suelo se consigue respirar mejor. No creo en la superación personal a base de subir escalones. No voy a dar espectáculo. No deja de ser un símbolo eso del esfuerzo, es mejor la naturalidad, la flotación elemental del rodamiento. Ni lo piense, estos pies míos están decididos a tener una relación íntima con la horizontal del camino. No admiro los prodigios cuando tienes dolor de rodilla. Yo no escatimo placeres de tierra por devaneos de altura. Esos ademanes, por más históricos que sean, no me convencen para menear este mi cuerpo. No estoy arrepentido, no se equivoque, yo miro y ese estruendo para mi es un movimiento perpetuo. Rencor no tengo y este bochorno que me hace pasar lo tomo como parte de la convivencia. No disimule su prisa, si usted quiere, suba, que aquí lo espero, no hay hastío, ni desconfianza, sé que volverá por mi porque es usted un profesional. Soy sistemático, que por algo mi aritmética tiene prioridad en mis desiciones. Ya le dije, suba y después baje, que es así como se cumple el ciclo. No se preocupe, se mira que usted un un excelente guía de turistas, suba, suba, que no voy a pedir que me devuelva el dinero. Yo aquí me quedo, firme como un Atlas sosteniendo tierra.

Fotografía:en alguna calle de Porto,Portugal

sábado, 20 de febrero de 2016

La comida, pieza para madera opus 25


La partitura fue comida por el instrumento. Distintas velocidades redondeaban al sonido hasta hacerlo tocable. Engullidas, las notas dejaban sentir su eco fúnebre. Los que asistimos al recital, buscábamos encontrar sentido a ese nudo melódico. Inesperadamente lo encontramos, el sentido, cuando la rotación de los compases fueron equidistantes  al acorde de fa. 
En el compás dieciocho, tuvimos que improvisar cuando el director perdió un tiempo, que las corcheas aprovecharon para esconderse entre la cuerda tercera y cuarta.
No cabe duda que un buen instrumento, madera de por medio, cautiva hasta la última nota comestible.

viernes, 19 de febrero de 2016

Señal primera


Eran signos que la ociosidad vertió en el papel. Su oscuro mensaje se presiente, gira en su propia sintaxis y los sonidos atraviesan despacio: florecen.  El esfuerzo por tocarse, por salir en voz parte en dos el sentido del sentido. En el papel la lengua bebe dulce de tinta, no hay combate y los que miran parpadean, se toman las viseras para intentar interpretar el discurso. 
Hay un desierto en todo este amor de los signos, porque es amor los que los une y lejos del habla se prenden eternamente como si fueran compatibles en su avidez de forma.
Eran signos los primeros habitantes, cuando el fuego calentó sus manos.

miércoles, 17 de febrero de 2016

Encuentro modernista


Al subir la mirada tuve una sensación Nouveau. El viento, por momentos pasó como un arrebato exótico. Las ramas secas de los árboles parecían cabellos enredados y una asimetría voluptuosa quedó como fistol durante toda la mañana. Un cielo de cristal exaltaba el color opalino y por no perderme en la ornamentación, busqué inmediatamente una calle donde pudiera depositar mi perturbación en piedras del románico.

Fotografía: Pela Rua de Cedofeita, Porto, Portugal.

martes, 16 de febrero de 2016

Nano dato


Un átomo viviente bajó las escaleras y se fundió con la mantequilla. Como electrones excitados las migajas de pan se extendieron por el mantel de poliuretano azul cielo.

lunes, 15 de febrero de 2016

A guisa de destino


- Para la suerte, se dijo. Se metió en la mochila esa laminita de corteza del árbol más querido de su calle. 
- Por si no te vuelvo a ver, se resignó.

Y fue verdad, nunca regresó. No por falta de apego y, la ingratitud no era lo suyo. Fue esa maldita sensación de sentirse refugiado a donde llegase.

- Cuando menos mi memoria tiene hambre de futuro, se dijo al entrar a la estación más frágil del año.

domingo, 14 de febrero de 2016

La tía


En casa habita una herida. Baja la escalera y se pega en los vidrios. Suele crecer de mañana y mira pasar a la gente al través de la ventana. Se alimenta de miradas. Percibe el miedo y nunca sus ojos enseñan piedad. Nada de lo que decimos la aparta de esa costumbre a la que se ha subido.
Entendemos que algo se ha roto y que no vale la pena comprar cortinas.

sábado, 13 de febrero de 2016

Maleza Viva


Y, entre tanto, ha llegado la Maleza Viva de Gemma Pellicer, cuando yo buscaba las once siendo las ocho. Maleza Viva, es el reciente libro de microrelatos de Gemma Pellicer, que al llegar a casa, los timones quedaron quietos. Gracias, por esta prenda que queda abierta como un pan de diario queriendo canturrear un poco ese aforismo o ese pequeño trozo de palabra imagen para que me sirva de esqueleto en algunos días. 
Con gran cuidado resbalaré por sus páginas y entre miles de sonidos he de quedarme prendado en algún texto. Hoy me ha llegado, y así, de bulto, doy las gracias porque me viene a la mente una antojo de decir que siento un algo que no me cabe en el tronco.
Gracias a la Editorial Jakyll & Jill y a ti Gemma, por este detalle de enviarme toda la Maleza Viva.

viernes, 12 de febrero de 2016

Salida en falso


Un esperma labiodental quedó latiendo entre la susodicha y la vecina del nueve.
Eran las seis de la tarde.

jueves, 11 de febrero de 2016

Espacio armónico


Mi hermana ya no sabe qué hacer con sus venas azules. Su gesto se apaga y es posible que su sonrisa nunca vuelva a estar entre nosotros. Su retrato es fiel testigo de lo que era, por eso tiene sentido ponerle un marco adecuado.

miércoles, 10 de febrero de 2016

Espera en el Marqués


Te espero en el Marqués, me dijiste. Y yo esperé horas que conté pacientemente como hombre fuerte. Pasarón las prisas en ataúdes negros y miré con debilidad la estatuaria risa de los árboles. Admiro las fuentes, me gusta ver las gotas como cometas centelleantes que caen como caídas de algún firmamento. El rito de la espera tiene que llevarse al fin. Mirar alrededor, encontrar las pisadas que pueden ser las tuyas y que en mi torpeza no hallé. Los niños pasaban con sus mochilas repletas y las señoras bajaban presurosa a la entrada del metro. La santa experiencia me dice que la espera es huérfana y los gajos de las horas se saborean como alimento si queremos mantener la sonrisa cuando llegues. Absorto, me empieza a gustar la coquetería ampulosa de este jardín de prosapias, que seguirá existiendo aunque nunca llegues.
Que sea para bien, se dice, comienzo a oler ese licor dulzón del abandonado. Posiblemente tu palidez no te dejó salir de casa. Que sea para bien, tal vez mañana aparezcas con ese prestigio que yo te he construido. Y podamos caminar, tomados de la mano, alrededor de esas horas muertas que tan bien le sientan a tu talle.

Fotografía: Praça do Marquês de Pombal, Porto, Portugal.

martes, 9 de febrero de 2016

Cartografía urbana


Me gusta ver a los mapas nocturnos colgar de los balcones para airearse. Densa humedad puede entumecer su existencia.
Las antenas sólo están para entretener en tanto secan los mapas.

Fotografía: Barrio da Sé, Porto Portugal.

lunes, 8 de febrero de 2016

La ilusión de subir


Las escaleras eléctricas son fantásticas. Provocan la ilusión de que el subir no requiere esfuerzo.
Bajar es inocuo. 

domingo, 7 de febrero de 2016

Antes del smartphone


En la mesa de enfrente hay un señor que bebe café desesperadamente. A su lado, la esposa fuma rabiosamente.
No se hablan.

viernes, 5 de febrero de 2016

Un Oporto



La imaginación alza las ciudades. 
Se superponen las imágenes
en un sólo espacio. 
Una sobre otra crecen hacia arriba. 
No se camina. 
Es imposible. 
No hay lugar para el primer plano. 
La perspectiva,
es un fantasma constructivo. 
De todos los cementerios presentes 
Oporto emerge 
al percibir el olor a humedad,
siempre al pie 
de la náusea y la súplica
del río para ser mirado.
Uno mira y sueña con las risas antiguas
y la sombra de los amigos siguen sombras.
Uno respira el viento
en la Torre de los Clérigos,
Ribeira cuelga al amparo de Duero
y el camino hacia el mar 
atraviesa el Puente D.Luis.
La Rua Oscura se ilumina al alba
y la Sé catedral testifica
los picotazos del tiempo hecho gaviota.
Las ciudades se tatúan en los ojos
como si ellos fueran los dueños
únicos del recuerdo y del veneno.
Sigue la metralla de rumores.
Comienzan en la Calle de Mesones
y se acurrucan en la Rua Taurina.
Una misma ciudad mental
con mucho, muchos nombres.


jueves, 4 de febrero de 2016

Aterrizaje forzoso


- En honor a la verdad he perdido el ritmo, le dice el gavilán al palomo.  

La superficie es tan sudorosa que las plumas no encuentran reposo. 

-Todo era azul, dijo el palomo, ahora es menta. Yo estoy amarrado, magnetizado en tierra. Ya no entiendo la transparencia. Soy ave de corral y estoy gustoso sin manchar el día.

El baile de la altura era veloz, errante y quebrado.

- Mis alas buscan sangre para el pico. Soy gavilán sin amenaza. Mintiéndome pretendo recuperar el ritmo.

El oeste palpita y el aire transpira pureza encendida.

miércoles, 3 de febrero de 2016

Justina


La hierática justicia contempla, como ángel derrocado, la contradicción de su existencia. Al no tener casa, al fin angelical, no puede ejercer y, ciega de nacimiento, es fácil víctima de la malicia, por eso se le rinde culto como al embalsamado.

Fotografía: Estátua da Justiça, em frente ao Palácio da Justiça, Porto, Portugal.

lunes, 1 de febrero de 2016

Febrero

Cuando llamaron a comer llegó febrero con el color virgen del frío. El corazón puso el mantel estelar y todos sentados en la mesa pedimos justicia a los amargos sabores.
Nuestra ración de calor nos mantiene atentos con la cuchara sopera en la mano y la mirada fija en las espinas del nopal.

*Como he mencionado, por respeto a todas las personas que adquirieron su Calendario 2016 “Un acuerdo en La” durante tres meses no recibirá el calendario normal y sólo mi afectuoso saludo. Todavía está a tiempo de adquirirlo, si así lo desea. 
Disculpe las molestias que esto le ocasiona.