viernes, 28 de septiembre de 2012

Cuentas Claras



Afables las nubes desertaban de su quietud para dejar que la noche entrara redonda y transparente, con un azul tan profundo que parecía que al levantar el brazo se podía  tocar con los dedos. 
Lucidos, con los pantalones rotos y las agujetas desanudadas, Serapio y Eric caminaban abrazados después de dar vueltas y vueltas por el patio en bicicleta. Sudorosos, se subían a la vieja camioneta Pontiac, que abandonada, en medio del patio, le crecía el oxido como a ellos la pubertad. Sentados al volante, recorrieron vertiginosos todo tipo de caminos. - Algún día - se prometían, tendrían el dinero para componer la Pontiac y entonces si, de verdad no habría carretera ni ciudad que no los viera pasar. Tensos después de fijar la vista en un solo punto, salían de la Pontiac y se subían al cofre. 

Recostados uno al lado del otro en el parabrisas, buscaban en el cielo esos puntos brillantes, signos que se congregaban y dispersaban  cada jueves.

- ¡Mira! – señalaba Serapio como si sus palabras fueran tan extensas como su dedo.

- Ahí están -  confirmó Eric con ufana sapiencia. - Esa solitaria es la estrella de donde viene Santa. 

- Y esas tres son los Reyes Magos. ¿Te has portado bien, Eric?

- Como un bebe. ¿Y Tú?

- Tuve un ocho en geografía y rompí dos vasos y un plato. – se lamentaba Serapio.

- No es tan grave. ¿Tú crees que nos traigan regalos? ¿Cuánto falta?

- Un mes.

-¿Un mes? Serapio, ya no sabes contar. Estamos en noviembre. 28 de noviembre.

- Está bien, me equivoqué. Pero los Reyes llegan en Enero.

- Tampoco es un mes. Las cuentas claras Serapio. 


Sergio Astorga

Dibuo en computadora

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Hermanos de abolengo




Hermano 1 - ¿Qué haces aquí?

Hermano 2 – Vengo… digo. Voy a tu casa.

Hermano 1 – Te invito un café. Mi mujer no esta en casa y yo no voy a hacer la comida.

Hermano 2 – Sí esta.. Digo ¿no esta? Hoy es martes y nunca sale.

Hermano 1 - ¿Cómo?

Hermano 2 – Olvídalo

Hermano1 – Pasa… sentémonos al fondo. Vino por favor y algo para picar. ¿Esta bien o quieres comer otra cosa?

Hombre 2 – Esta bien para mi.

Hermano1 - ¿Qué te pasa? Te veo desencajado. ¿Tienes problemas con mi cuñada? ¿Con tus hijos? ¿Con el trabajo?

Hermano 2 – No. todo corre bien. Los niños y Naty como siempre. El trabajo optimo.

Hermano 1 – Gracias. Deje la botella. Entonces, ¿cual es el problema?

Hermano 2 – ¿Cómo te digo? Soy un puerco.

Hermano 1 – Somos. No vamos a competir ¿o si?

Hermano  2 – Hace dos años que me acuesto con tu mujer.

Hermano 1 - ¿Qué?

Hermano 2 - Discúlpame. Ella me provoca y…yo soy hombre.

Hermano 1 – Por dos años me ha  visto la cara. ¡Desgraciada!  ¡Coscolina! Pero esta mano la va a probar. ¡Buscona!. De veras que uno no puede confiar. ¡Todas son iguales!

Hermana 2 –Calma.

Hermano 1 - ¡Imagina, dos años! La muy zorra.

Hermano 2 – ¿No estas molesto conmigo?

Hermano1 - ¡Eres un Cabrón!  No te basto la Ilse, mira que era un fuego. Yo te la presenté. Hoy ya no me liga.

Hermano 2 –Discúlpame hermano. Si te miro así, no me meto con la Ilse.

Hermano 1 - ¿Quién mas sabe que te acuestas con mi mujer?

Hermano 2 – Nuestra madre y…

Hermano 1 -¿Qué dijo?

Hermano 2 -Que todo queda en familia.

Hermano 1 – ¿Lo sabe tu mujer?

Hermano 2 – Si. Sólo me faltaba decirte a ti. Me conoces, yo siempre con la verdad por delante.

Hermano 1 – Estoy pensando…

Hermano 2 – ¿No pensarás divorciarte?

Hermano 1 Ni pensarlo. Yo preciso de mi mujer. Quién me cuida a los hijos.. Mi ropa... la comida…y tu sabes, la mujer es como un portaviones a donde uno llega. ¿Me entiendes?

Hermano 2 -Totalmente de acuerdo. Hay que usar el cuerpo que para eso esta.

Hermano 1 – Dices que ya lo sabe Naty, ¿se enojó?

Hermano 2 – ¿Importa?

Hermano 1 -Estaba pensando que… bueno,  que tu mujer tiene lo suyo.

Hermano 2 – ¿Un cuarteto? Así todos ganamos. No lo había visto desde esa perspectiva.

Hermano 1 -Que te parece el jueves.

Hermano 2 – Para luego es tarde. ¿Y a los hijos dónde los dejamos?

Hermano 1 – Yo me encargo.

Hermano 2 – ¿Nos vemos en tu casa o en la mía?

Hermano 1 – En la tuya.

Hermano 2 – Fantástico, así podemos jugar después Bridge.

Hermano1 – Ni una palabra de esto. Tenemos que guardar el secreto. Que van a decir las personas si se enteran.

Hermano 2 - ¡Eres lo máximo! Hasta el jueves.

Hermano 1 – Mesero. Tráigame la cuenta.

Sergio Astorga
Tinta/papel

lunes, 24 de septiembre de 2012

Mala estrella



Encaramado en el sofá, al través de la ventana, el niño pasaba largas horas empeñado en ver  a papá o mamá venir por la avenida. Se imaginaba que cruzaban, cada uno por su lado y  en diferente tiempo, y abrían la pequeña puerta negra, subían las escaleras, metían la llave en la cerradura y de inmediato corría a su cuarto a meterse entre las sabanas y fingir que dormía. 

Todos los días daba oídos, porque pocas veces consiguió verlos por la ventana. Su padre, trabajando hasta la madrugada, repartiendo el vino y la saliva en otras casas, con otras señoras sedientas que olvidaban también, que había muchos niños pegados al vidrio de sus ventanas.

Su madre afligida en su fortuna, buscaba la certeza de los astros, el consuelo de las limpias de albaca o de huevo de pípila; la sabiduría ancestral de la adivinación de los naipes o la terrible certeza de la infelicidad tomando café con las amigas.

El niño, abriendo y cerrando los ojos bajo un sueño intranquilo, escuchaba las risas escotadas de señoras que danzaban jadeantes o, bajo un fondo muy  azul, el niño miraba al trino de Saturno Marte y Neptuno rodeado de ramas de romero, y en un extremo de su firmamento encontraba la agonizante luz de una  estrella.

Sergio Astorga

Tinta china/papel 

viernes, 21 de septiembre de 2012

Por una casa limpia



Acodada al barandal de los años ves tus imágenes recorrerte y no te reflejas en ellas, porque es más ancho el olvido que te has forjado. Desengáñate,  la casa la tienes que limpiar tú, secar los charcos y con la zozobra de tus dedos vacios volver a llenar de presencias tu cuarto propio. No hay adioses y el silencio que no callas crecerá como violeta robusta.

Las evidencias no son falsas.  Los espejos son testigos de las miradas que vuelves a encontrar turbias e insanas y, te sientes sola.

“Sí, me siento sola. No voy a esconderme de nuevo, yo no soy sumisa  y me revelo aunque tenga que arañar los recuerdos que se expanden en mi pecho, desmesurados, quemantes. Hablar de perdón me sabe a perfidia. Rabia sí, si hay rabia. ¿Cómo perdonar su abandono ¿Dónde estaban cuando me quedaba sola esperando en las escaleras, o cuidando a una jauría de primos y hermanos? ¿Dónde? Te revolcabas con el hermano de tu esposo y tú, engañado,  esperas a saber y te haces cómplice. ¡Claro todo es entre hermanos!  ¿Están satisfechos? ¿Siguen compartiendo sus logros? Rabia, sí, mucha rabia. ¿Cómo pueden mirar de frente? No les importó destruir vidas, porqué me va interesar la suya. No hay perdón ni venganza. Voy a cerrar la puerta para de nuevo mirar como florece la vida de verdad. La casa paterna o materna ha sido una farsa”.

Allí estas con tu maleta en la mano. Contemplas el rio que pasa por los siete puentes. El caos de tu mente toma el cause rio arriba. Te sientes inédita. El centro del mundo vuelve a estar en tu ombligo. No articulas nombre alguno. Jalas el futuro para otra orilla. No deambules, no te quiebres. Te reconoces distinta;  fiel a ti, a tu centro de masa. El insomnio de amor esta en otro lado. El limite no esta en tu sombra.

Sergio Astorga 

Acuarela/papel 54 x 68

martes, 18 de septiembre de 2012

Un besito de amor


La niña huía  con el pecho apretado. Entraba en la casa corriendo, aventaba sus cuadernos y se encerraba en el baño a lavarse la cara. -¡La odio! –decía, en tanto se estregaba los labios con tal fuerza  que pronto la hinchazón era tan notoria que se sentaba en la tina a llorar.

A la salida  del colegio, su madrina con su viperina mueca, la esperaba en la puerta. De inmediato le reclamaba el beso en la mejilla: -Ya me di cuenta que a las otras les das dos besos y a mi sólo me das uno. ¿Te parece bien?, si esos zapatos tan lindos te los compré yo. Porqué no traes la camisa de holanes que te regalé. ¿No te gusta?

La niña engarrotada por el fuerte olor a sudor y por las gotas de saliva que salían disparadas de la boca de la madrina, veía la gesticulación de un rostro poseído por alguna fuerza que desconocía. El jalón que sintió de su brazo la devolvió al camino que la llevaba a su casa.

Sin dar importancia a las uñas que se le clavaban en el hombro llego a la puerta.
-La comida te la dejó tu mama en la cocina. ¿Mi beso?
La niña sintió la aspereza de una piel seca y áspera. –Por eso mi madrina nunca se casará. Envenena.

Sergio Astorga
Diseño computadora sobre acuarela.


viernes, 14 de septiembre de 2012

De mentiras



Sus vidas estuvieron llenas de mentiras. Mentiras al padre, al hijo, a la hija, a la madre, a la esposa; a la amante de la esposa del hermano; a los hijos del hermano con su madre; a la amante que era la esposa del hermano; a la abuela que no sabia si defender al hermano o a la amante o a los nietos o a su propio amante; a la nuera que compartió  al hermano de su esposo con su amante que era la esposa de su hermano.  La mentira fue creciendo  robusta echando raíces, no dejando crecer ni flor ni fruto. Hasta que un día el reloj se detuvo y descubrieron que la pestilencia que los colmaba no era de mentiras.
Azar.


Sergio Astorga
Acuarela/papel 20 x 30 cm.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Sol Camuflado



¿Cómo festejamos los acontecimientos íntimos, las conmemoraciones de la palabra? Abriendo los pulmones y dejando que el silencio se habitúe a su nuevo estado. 

Este Abarrote tiene la fortuna de tener el piso barrido y las ventanas abiertas y por ellas ha llegado por fin - la peripecia de un libro de poema habría que contarla algún otro día- repito, ha llegado desde Lima, Perú, el  libro de poemas Sol Camuflado de Indran Amirthanayagam. Editado en Lustra Editores en su numero 6 de la serie Poesía. Impreso en Lima, Perú.

Indran, nunca he podido pronunciar o escribir su apellido sin tropiezos, nació en Siri Lanka (antigua Ceylan) y es ciudadano Norteamericano. Este periplo marca sus ojos y manos. Ha vivido en Londres, en la Ciudad de México, Canadá, Costa de Marfil, Argentina y ahora radica en Lima Perú. Seguramente en muchas otras metrópolis ha vivido que se sumaran a sus ciudades interiores. Poliglota del mundo ha decidido escribir en español.

En una de estas pausas vitales, cuando este abarrotero vivía en la Ciudad de México y vendía su trabajo en el Jardín del Arte, se acercó Indran a ver mis acuarelas y me compró una. Para mi sorpresa regreso dos o tres semanas después y me compró otra acuarela. Con mas confianza le pregunte su oficio;  me dijo con tímida certeza que era poeta y trabajaba en la Embajada Norteamericana. Hubo visitas posteriores, recuerdo que su papá lo acompaño y me compró un cuadro en tonos azules. También recuerdo que me encargó un acrílico 60 x 80 cm. era entonado en verde y se intitulaba el “Inspector”. No voy a novelar  pero, me gustaría añadir que ya estando en Portugal y creo que Indran en Monterrey, México o Vancouver, Canadá;  recibí un correo invitándome hacer la portada y dibujos interiores de Sol Camuflado. Acepte y envié la portada y 13 dibujos en blanco y negro para los interiores. La espera fue larga y fructífera.

Me gustaría terminar diciendo que estuve presente en la presentación de su primer libro en español  El Infierno de los pájaros ilustrado por el maestro José Luis Cuevas y presentado por Carlos Mosivais en la Casa de Poeta.

Les dejo con la autorización  de Indran dos poemas de Sol Camuflado.


 Paseador de Perros

Como el paseador de perros
el poeta anda en la calle
con paso firme
y cara adusta,
veinticinco libros
no vendidos
atados a su cinta.

Oda a la Mangosta

En Abdijan
un hombre
me trajo
una mangosta
a casa.

Quise
comprar
el roedor,
guardarlo
como mascota.

Mi esposa
me negó,
le negó
a la mangosta.

Ahora
me quedo
sin esposa
y sin 
magosta.

Les dejo también lo que dice Renato Sandoval, poeta limeño en la contraportada del libro.



Los invito a leer y sorprenderse con este sol que no se oculta..
Sergio Astorga

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lunes, 10 de septiembre de 2012

Papel muerto



Tú me alejaste
Como un carbón ardiendo.
Me alejaste de casa.

¡Oh mi ángel de la guarda!
¿Qué guardas con tanto celo?

Amargas aguas de versos malos.

Ciego pájaros del fuego:
me duelen los cabellos.

Tiernos dibujos.
Papel muerto.

Sergio Astorga

Carpeta dibujos 21 x 14 cm.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Retórica de la serpiente



Madura la vegetación de pieles entre las conversaciones cotidianas. Son carreteras de frases las que se dicen cuando se reúnen esas palabras que serpentean en nuestras cabezas y nuestros cuerpos. En los cafés o en la plaza estamos rodeados del impulso de decir. Fluyen y avanzan sin llegar nunca, en un presente se consumen y se devoran unas a otras como alacranes ardientes.

Cuando era niño pensaba que el árbol de granada en medio del patio era habitado por esos frutos carnosos que son las palabras. Poco a poco se fue secando el árbol y esas palabras quedaron leprosas dentro de mis pulmones.

Después, al vaivén de unas caderas de mujer se confundieron con ese conclave de silencios que me recorrían. Todo fue en vano, las palabras se rompieron y en añicos los signos se expandieron por los años.

En esta desbandada, el fracaso y el éxito se asemejan a esos cantos de los pescadores que recogen sus redes para tirarlas al mar al otro día.

Así como se recorren las calles, las palabras son serpientes que recorren los cuerpos, se pegan a ellos, se alimentan, se conversan; convierten la retórica en verdadera vivencia cotidiana.

Todos los nombres vuelven estar en el árbol de granada.

Sergio Astorga

Tinta/papel 29 x 30 cm.