jueves, 8 de octubre de 2009

Soneto


No es la afrenta de un silencio discreto
lo que apena, ni olvidar sobre la arena
la soberbia: sonora piel serena
de una ola que gime su secreto

y nos deja sin voz, sin esqueleto.
Es mirar, mirar la errata: terrena
paz inconsolable, luz que encadena
y nos deja morir en un soneto.

Ya el oído nos zumba mal herido,
y unas manos lectoras dan cordura
al tiempo con el tiempo ya perdido.

Ya en la playa la piedra se madura
y en la orilla del cielo se ha prendido
la palabra de arena a tu cintura.
Sergio Astorga

Tinta china /papel 20 x 30 cm