martes, 27 de mayo de 2008

Entre irse y quedarse

Para irse, quedarse

No deja de llover.
El agua deja su huella siempre.

El color de las begonias mojadas
nos quita ese sabor a ceniza:
ese sudor rancio de las cosas que se pierden.

Hoy no deja de llover.
Los dientes de las nubes son filosos
como vientre materno cuando llora.

Allá, muy lejos, detrás de los cerros
un sol pastorea como becerro.
Aquí no deja de llover.

Me siento a mirar,
y mis ojos resbalan de tanta agua.
Entonces de tanto masticar lo que recuerdo
me quedo ardiendo de mentiras.
Me sale fiebre de tanta lengua chamuscada.

Aquí no para de llover.
Tal vez será mejor quedarse quieto
a que pase esta vida para agosto,
o tal vez me vaya para enero
al fin que mi dolor es el de mayo.
Sergio Astorga


"Entre irse y quedarse acuarela"/papel/tela 20 x 50 cm. Homenaje a Octavio Paz.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Elena Poniatowska

La Princesa Roja
Sonriente y luminosa Heléne Elizabeth Louise Amelie Paula Dolores Poniatowska Amor, si señoras… señores, la misma que viste y calza,-la que cambió el azul de la realeza por el rojo del tezontle, la crónica de lo fútil , por la crónica de los sin voz, de los amolados, como ustedes comprenderán- cumple 76 años.
Heléne nació el 19 de mayo de 1932 -no importando la largura del nombre – de vientre materno en París. Su madre Paulette, en realidad se llamaba Dolores Amor y era hija de una familia fixe del porfiriato exiliada tras la revolución de México (1910). Paulette casó en París con otro exiliado, heredero de la corona polaca Jean Evremont Poniatowski Sperry. Ni más ni menos.
En 1941 en plena Segunda Guerra Mundial, Paulette, mexicana por herencia, se refugia en México junto con sus dos hijas Heléne y Sofía. Su padre se alista al ejército francés, combate y al final de la guerra se reúne con su familia. En 1947 nace su hermano Jean y su padre funda los laboratorios Linsa; Heléne trabaja como secretaria poco tiempo. El laboratorio fracasa.
A Magdalena Catillo su nana, le debe mimos, fantasías y el idioma, sus padres creían que el español lo aprendería “en la calle” y hasta cierto punto es verdad porque las infinitas voces de la calle están en sus libros.
En 1949 viaja a los Estados Unidos a un internado en una escuela de monjas (El sagrado corazón de Jesús) de donde regresa a México - santificada y en una burbuja como es evidente- en 1952. Al año siguiente (1953) decide cambiar el ensueño de princesa polaca por el periodismo. Escribe crónicas sociales en el Excelsior con el nombre de HélSnê. Un año después llega al períodico Novedades, conoce a Fernando Benítez director del suplemento México en la Cultura y la vida cambia comenzando con el nombre, ya no firma HélSnê sino Elena y comienza a conocer un país desconocido para ella a través de entrevistar a los personajes del mundo cultural mexicano. Su candor e ingenuidad de sus preguntas en vez de molestar cautivan y refresca un género periodístico sin proponérselo.
En 1968 se casa con el astrofísico Guillermo de Haro. Decide adquirir la nacionalidad mexicana. Escribe una crónica de la matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco que el periódico Novedades se niega a publicar. En 1971 se publican las crónicas en el libro La Noche de Tlatelolco. Por este libro le conceden el Premio Javier Villaurrutia que rechazó. “A quién van a premiar, ¿a los muertos?” se pregunta Elenita, desde entonces tratada con cariño por propios y extraños.
A Josefina Bórquez una humilde lavandera sabia, fuerte, le debe el personaje de Jesusa Palancares de la novela Hasta no verte Jesús Mio. Magdalena Castillo y Josefina Bórquez dos mujeres deslumbrantes, sencillas y honestas que cambian su visión del mundo.
Literatura de testimonio, crónica de la desgracia: los terremotos de 1985; el movimiento del sindicato de ferrocarriles; el movimiento zapatista; las elecciones presidenciales del 2006, son vistos desde la óptica de Elena Poniatowska, querida aun por sus detractores. Ingenua, sensible, sentimental a veces mas que crítica. Honesta y valiente, aguanta vara y no se raja aunque rajen. Honoris Causa en Toluca, Sinaloa, Miami, New York; Legión de Honor en Francia, oídos para el que pide, voz para el que calla, bofetada para el que oprime.
Por los 76 años de la Princesa Roja un tamalito de dulce y un atole de guayaba, aquí en el balcão del abarrote. Yo invito.

Sergio Astorga

martes, 20 de mayo de 2008

Himno entre ruinas

Entre ruinas

Ya se quebraron los cielos,
los dioses desmembrados yacen
huérfanos de corazón,
sin paladar
sin pulmones
roídos de polvo
con una tos de tísico.
Fue célebre en su tiempo
la creación del mundo,
el hastío y las arrugas lo atestiguan.
Fue entonces que la noche
llovió en la ciudad;
los ancianos cortaron sus brazos
y del tórax de la tierra nació negro,
feo: el ombligo del lagarto.
En el ombligo
la mañana y los días
se queman a sí mismos.
Aquí volvimos a nacer,
donde esta la dualidad
las vértebras del agua
los remolinos de ceniza
y el regreso del pánico
mordiéndose la cola.
Es aquí,
por el espejo
roto del Duero
que mi ciudad vaga sola
de silencios,
entre himnos y ruinas,
de memorias.
Sergio Astorga

* "Himno entre ruinas"Acílico sobre tela 60 x 80 cm. Exposición homenaje a los 10 años la muerte de Octavio Paz.


jueves, 15 de mayo de 2008

Yoani Sánchez

Generacion Y

Junto a un cañaveral
Una guajirita había
Junto a un cañaveral
Una guitarra había
Sollozando me decía
No me canso de llorar.


Hablar y ser escuchado: disentir sin ser disidente, soñar sin pedir permiso es lo que representa Generación Y.
Por el mar de las antillas cuando los nombres eran rusos: Yuney González, Yonairis Estupiñán, Yasser Vargas y todos los que nacieron cuando la hoz y el martillo confundía la zapatilla con la bota. Toda una Generación con la Y por nombre y el yugo por morada. En exilio o en la isla una generación perdida, ¿cuál no? sofocada en torno a principios, al inicio libertadores y que acabaron encallados en la gesticulación de las estatuas.

Qué lindo son los paisajes
De mi Cuba bendecida
El extranjero la admira
Qué bonitos sus celajes
Arrogantes sus palmares
Y sus ríos caudalosos
Todo es amor y reposo
Y se alivian los pesares

Yoani Sánchez ganó el premio Ortega y Gasset en la categoría periodismo digital otorgado por el diario el País, por su Blog Generación Y. Su perspicacia -dictamina el jurado- con la que su trabajo sorteara las limitaciones de expresión que existen en… y no hay que ser muy perspicaz para saber que no salio de casa para recibir el premio, que para eso existe la Internet.

Coro: Ven
A ver a mí Cuba feliz
Coro: Ven
A ver los cubanos gozar
Coro: Ven
Y por siempre la vida vivir
Coro: Ven
Vivir la vida.

Desde Varado, un barrio popular, Yoani exorciza sus silencios, rodeada de libros y un póster de una pintura de Egon Shiele, escribe y cuenta la cotidianidad de la frustración y la certeza de la lenta e inexorable mudanza. ¿Hacia donde?

Coro: Ven
Por la deliciosa orilla
Coro: Ven
Que el cauto baña en su giro
Coro: Ven
Viene cantando un guajiro
Coro: Ven
Sobre su yegua rosilla.

No es lo que escribe, es la posibilidad de decir, de contar de unir voces tristes, airadas, ríspidas, inteligentes, visearles. Yoani, esta conciente que es propiciadora de una ágora cubana. La revista Time la incluye en la lista de las 100 personas mas influyentes.

Coro: Ven
A ver a mí Cuba feliz
Coro: Ven
A ver los cubanos gozar
Coro: Ven
Y por siempre la vida vivir
Coro: Ven
Vivir la vida

Antes que la censura la alcance, Yoani, gota a gota ya derramó el ron por el malecón. Podrán decir cualquier "coisa" pero, hoy no hay "bacalhau". Así es el abarrote.
Sergio Astorga

* Música de fondo: “Junto a un Cañaveral”
en la voz de Omara Portuondo.(imaginen)

martes, 13 de mayo de 2008

Piedra Nativa

Piedra Mítica

Un puñado de signos
en el centro de la piedra.
Discurso.
Contacto.
Inicio que fluye nocturno.
Muchos años.
Siglos.
Palabra y forma:
arquitectura de lo que somos.
Oficio de mi mente
lluvia en mano,
hoy confundo
al Usumacinta con el Duero.
Cuando leas estas líneas
y veas estas palabras,
no importa si pasa
un siglo
o un minuto,
llegarán puntuales
los celos del olvido
con labios de pan
en la cresta del vino.
Verás que se desploman de sentido
los nombres que nombramos esta noche
y en el golpe solitario de los huesos
un puñado de signos
volverán a oírse en otra piedra.
Sergio Astorga

Piedra Mítica acrílico sobre madera 25 x 35 cm. Alude al poema Piedra Nativa de Octavio Paz, publicado en Semillas para un Himno.




martes, 6 de mayo de 2008

Carlos Monsiváis

Carlos Mosiváis cumple 70 años de vida. Esta vez no hubo chambelanes, ni quinceañeras para bailar el vals “Emperador” de Beethoven, ni el lago de los cisnes; ni hielo seco, ni siquiera un mambo para mitigar el sabor a merengue dejado por el discurso del padrino. ¡Lo juro, bohemios! No lo hubo. Hubo el abrazo unánime de una sociedad entera que se ha visto recreada, ironizada en sus múltiples y contradictorias maneras de manifestarse. Palabra de scout que no es demagogia.
La Ciudad de México, sí, esa que otrora fuera muy leal y noble, no se entiende en la segunda mitad del siglo XX y el rabito del XXI sin la mirada de Monsiváis, nacido el 4 de Mayo de 1938. Desde la Portales –un barrio popular al sur de la ciudad- un ojo despiadado y una mano crítica amancebó a la regordeta y alta cultura con los enmarañados rostros urbanos, espontáneos y antisolemnes.
“Monsiváis es un genero” afirmaba Octavio Paz, y no es una alabanza, es una definición. Sátira política, crónica, ensayo, reseñas, guiones, prólogos, antologías y coleccionista de historietas; participante en foros, coloquios, mesas redondas, en un incansable trabajo intelectual y como quería Manuel Acuña en medio de todo: “…mi madre como un Dios”.
Estudio en la Facultad de Economía y en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de México, desde joven, comenzó su trabajo periodístico; colaboro en diarios y revistas, El Universal, La Jornada, Excélsior, en la revista Proceso, Letras Libres; por diez años el programa radiofónico “El cine y la crítica” en radio UNAM y la colección de discos “Voz viva de México”. Su sentido crítico y autocrítico molesta a las buenas conciencias, lectores ávidos de libros de autoayuda, y asume la defensa de los derechos de las minorías y la educación laica y… (aplausos).
Antes de Google y Wikipedia, Carlos Moniváis ya era, ya estaba como referente de cualquier tema de la Vida Nacional en desacato permanente de los idilios oficiales.
Los ídolos de la lucha libre el Santo, o el Perro Aguayo, podían dialogar con Sarte o con los poetas del modernismo. María Félix podía sentarse junto a Elena Garro o Frida Kahlo sin inconveniente o un buen bolero de Agustín Lara podía ser analizado con la misma seriedad que un poema de Darío. Ajonjolí de todos los moles, Monsiváis es visto y revisto, expuesto y sobre expuesto como una cantante sin calva de muchos registros.
En su autobiografía –escrita a los 28 años, como mandan los cánones- afirmaba: “acepté esta suerte de autobiografía con el mezquino fin de hacerme ver como una mezcla de Albert Camus y Ringo Starr”.
Que 70 años no es nada, que es febril la mirada y con tanto amor perdido, desde “Europa, ya que su extranjerismo es delicioso, brindo…” “no por esa en la que hayáis consuelo en la tristeza…” por tus setenta yo brindo, ni modo, sei lá, así es el abarrote.
Sergio Astorga.

*Cualquier alusión desconocida, pueden consultar a Monsi o a Google, están a voluntad.